Innumerables veces nos hemos quejado de acciones ajenas las cuales nos causan desagrado, apatía e incluso a veces, asco. Unas acciones las cuales criticamos de manera exagerada y sin darnos cuenta, como en la mayoría de las acciones humanas, de que eso mismo que criticamos también lo practicamos por mucho que nos guste hablar del mal ajeno. Todo esto a lo que hago referencia me recuerda a una situación que vivimos todos y cada uno de los Españoles en estos tiempos, el mayor y más claro ejemplo se encuentra en la televisión. Cuantas serán las tardes que presa del aburrimiento uno se presta a mirar por esa pequeña (o grande depende del capital del individuo) ventana y se topa con programas los cuales no son aptos para seres cultos… ¿cultos?, eso es mentira. La mayoría de las personas son valientes y optan por verlo y documentarse por si en su lugar de trabajo u ocio el tema de la línea dividida de Platón llegue a quedarse algo obsoleto y por lo tanto optar por hablar de Jorge Javier Vázquez, Carmele Marchante o quizás y en el más remoto de los casos, Belén Esteban. Otros simplemente lo verán por saber cómo han de criticar dicho programa y no quedarse callado en asuntos de corral y por último tendremos el placer de hallar al individuo que realmente sienta que el trasfondo de dichos programas corre por sus venas y sin más se siente a verlo porque le guste. Todos ellos con la mirada puesta en un mismo contenido, en la misma “cosa”, por motivos diferentes cada uno de ellos pero con algo en común, lo están viendo.
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Señor Carlos de vuelta por el blog me encontrado con un retroceso severo de toda la publicacion por su parte. Espero que sea fruto de la coincidencia y no de algun problema personal que de ser eso lo siento y lo lamento.
ResponderEliminarSu articulo me a gustado aunque no tanto como otros.